SI alguien a principios del Siglo XXI aventuraba lo que sucedería en el final del año 2010, lo iban a tratar de loco. Lanús sufrió todo el período post Cúper-Gómez. Se unieron un sinnúmero de malas decisiones desde el punto de vista de armado del plantel y la selección del conductor. Los planes no funcionaban y en pocos años se buscaron DTs de diverso pelaje (desde Miguelito Russo hasta Carlos Ramaccioti, pasando por Veira, Aimar, Brindisi, Sosa, Zanabria, Gorosito), con cambios que hacían incierto el rumbo. Algunas apuestas de jugadores fueron exitosas (destaco al granadero Klimowicz entre otros) pero imperaron las otras. Se le abrió la puerta a varios de los consagrados pero tampoco fueron exitosos. Pasaron sin pena ni gloria en sus regresos tanto Gonzalo Belloso, el Chupa López, Huguito Morales y hasta Fernando Galetto pero lejos estuvieron de alcanzar aquellos rendimientos que los convirtieron en emblemas de nuestro fútbol. La dirigencia se encolumnaba detrás del plan de crecimiento institucional y ello imponía que económicamente hubiera que apostar a los pibes. Y hubo de todo, como en todo club. Y para colmo, muchos de los Dts. que se contrataban no estaban tan convencidos de ello. Se sufrió un serio riesgo de descenso en la Promoción 2002, y se llegó al límite de rumbo incierto con la contratación de Néstor Gorosito que apostó a un grupo de jugadores de su gusto que no funcionaron nunca. La situación reclamaba un cambio.

Y así fue que a mediados de década se decidió virar el rumbo 180° y buscar soluciones en las huestes propias. Y así volvió a hacerse cargo del equipo el Gallego Ramón Cabrero, que echando manos a lo mejor de las inferiores, y seleccionando refuerzos inteligentes (José Sand a la cabeza), consiguió, primero el subcampeonato del Torneo Clausura 2006 que serviría como antesala a lo que luego será nuestro primer título de liga local, aquel inolvidable Apertura 2007. Allí, mágicamente se generó un halo en el mundo fútbol a partir del cual el granate se convertiría para todos en un rival difícil que peleaba de igual a igual, pero que además entregaba partidos vistosos. A Cabrero lo continuó su lugarteniente, Luis Zubeldía, quien muy inteligentemente supo, equilibrar la partida de muchos de los campeones con buenos refuerzos y muy inteligentes debuts de juveniles. Y así fue que Lanús para finales de década fue animador de cada torneo disputado. Además, para entonces, la participación de nuestros equipos en las competencias continentales empezaron a hacerse costumbre….